Por Darío Celis Estrada en La 5ta. Transformación
La reconstrucción de Acapulco, que gobierna la morenista Abelina López, y municipios afectados por el huracán Otis, será lenta y cara.
Y lo más grave: el gobierno tiene un dilema con los guardaditos de todos los fideicomisos que ordeñó. O los ejerce para remediar la catástrofe natural, o los aplica a la campaña presidencial.
Sin embargo, Andrés Manuel López Obrador ya encontró una primera salida rápida: desviar al estado de Guerrero los 15 mil millones de pesos que le quitó al Poder Judicial, que representa Norma Piña.
La demanda de recursos públicos y privados para paliar la emergencia y recuperar la viabilidad del puerto y sus alrededores, será la más grande de la que se tenga memoria económica de este país.
Constructores, aseguradoras y expertos en desarrollo de infraestructura en México estiman que podrían requerirse de al menos unos 15 mil millones de dólares para regresar al estado antes de Otis.
Para rehacer la zona hotelera se calcula que no se logrará en menos de cuatro años y que tendrá un costo de más de 3 mil millones de dólares, de los que poco más de 2 mil millones saldrán de los reaseguros.
Se estima que volver a tener la misma infraestructura hidráulica, carretera, de telecomunicaciones, escolar y deportivas tardará unos tres años y los costos rebasarán 2 mil millones de dólares.
Todavía es muy pronto para cuantificar los daños en la parte social: hospitales, escuelas, centros deportivos y hasta iglesias, donde 20 de las 53 que hay quedaron muy dañadas.
Pero lo que todavía no se cuantifica en daño económico, y tampoco se habla del costo de su remediación, es la que se refiere al daño en casas habitación en colonias populares y en la periferia del puerto.
Y a ello habría que añadir que los principales ingresos de las personas y las empresas de Acapulco es el turismo, el cual tardará mucho en recuperarse y con ello la derrama económica para reflotar.
En la industria de la construcción se afirma ya que deberán establecerse nuevas normas de construcción y de preparación para afrontar cada vez con más frecuencia huracanes como Otis.
Es decir, los grandes ventanales expuestos y los plafones y materiales endebles no deberían ser admitidos, y sí incluir estructuras más robustas y cortinas de hierro para proteger ventanas y puertas.
La recuperación social y económica de Acapulco requiere que las fuerzas del orden controlen la rapiña y vandalismo, para que los avalúos de los daños y pagos se hagan a la brevedad.
Actualmente grupos delincuenciales se siguen metiendo a las casas y edificios, como hoteles y el fin de semana hasta bancos dañados por el huracán para robar dinero de los cajeros.