Tras pasar casi una década en Nueva York detrás de las barras de Cosme, de Enrique Olvera, y de Diego, en Public Hotel, Fabiola Padilla decidió volver a México para abrir Bekeb, un bar de mixología con técnicas bien estudiadas y cocteles memorables, en San Miguel de Allende.
En lo alto del elegante hotel boutique Casa Hoyos, una majestuosa mansión del siglo 17 reinventada, Bekeb se erige como un santuario de sabores. Fabiola aprovecha su conocimiento sobre las plantas endémicas de la región, una sabiduría adquirida en su infancia en San Miguel El Alto. Su pasión por la mixología se nutre de una conexión profunda con la tierra y las tradiciones.
En Bekeb -semilla o hueso de fruta, en tzotzil- cada coctel es una obra única que parte de la paleta de colores y sabores de una planta, una experiencia sensorial cuidadosamente elaborada a partir de vivencias y sabores descubiertos en los viajes de Fabiola alrededor del mundo.
Inspirada en los caballos y la nostalgia por el rancho de su niñez, Fabiola creo alazán, un coctel sencillo pero complejo con aromas de madera y cuero. Tuna verde, tequila, albahaca, sake y limón amarillo se mezclan en otro de los tragos insignia del bar sanmiguelense.
La intención es que cada cliente viva una experiencia memorable, donde historia, naturaleza y creatividad se fusionen en cada sorbo. Para Fabiola, Bekeb no es sólo un negocio, sino una oportunidad para compartir su pasión y conocimiento.
Nuevos horizontes
Después de graduarse en derecho y trabajar como pasante en la ONU Mujeres, Padilla deseaba otra dinámica y no tardó en buscar esa satisfacción. Llegó a Nueva York con 22 años y consiguió la ciudadanía para comenzar a trabajar en las barras lo antes posible.
Uno de los lugares más importantes en su trayectoria fue Pegu Club, seguido por Angel’s Shares, donde tuvo la oportunidad de aprender y desarrollar sus habilidades como mixóloga. El bar Diego -propiedad del creador de Studio 54, Ian Schrageren-, dentro de Public Hotel, contribuyó a pulir su destreza, rigor y exigencia.
Para ser la mejor había que esforzarse por alcanzar la perfección desde la preparación de los cocteles hasta la presentación y el trato con la gente. Fabiola se convirtió entonces en una neo neoyorquina valiente, dedicó todo su esfuerzo a aquella nueva pasión.
El aprendizaje no fue fácil, pero valió la pena. Empezó desde cero, entre hielo, limones y jugos, hasta acumular nueve años de experiencia como bartender. A lo largo del trayecto, comprendió que la mixología va más allá de los cocteles, se trata de crear experiencias únicas y memorables.
Mujeres que dejan huella
Fabiola reconoce que las mujeres llevan años dejando su impronta en la mixología. Menciona a Ada Coleman, quien creó el clásico coctel hanky panky en el famoso Savoy Hotel de Londres, en la década de 1920. La diferencia ahora, dice, es que la unión hizo la fuerza de una oleada imparable.
Padilla ha encontrado en las de su género y profesión una red de apoyo, colaboración y formación; ahí están Lynette Marrero, Claudia Cabrera, Mafer Tejada, Fátima León, entre otras líderes de opinión, todas figuras ejemplares, en continuo aprendizaje, cuyas habilidades extraordinarias han derribado barreras.