Comienzan a cruzar la frontera poco después del amanecer, la mayoría a pie. Se dirigen a Los Algodones, un pueblo mexicano colindante con Yuma, Arizona. Son cientos de personas, algunas llevan maletas, otras cargan apenas un bolso.
Esperándolas hay decenas de “jaladores” que pregonan los servicios que muchos buscan: “Hola amigo, ¿optometría, farmacia, dentista?”
La comunidad de 2.5 kilómetros cuadrados, escondida en la esquina donde convergen los estados de Arizona y California, y el estado mexicano de Baja California, se anuncia como la “Capital Mundial de los Dentistas”.
También conocida como “Molar City”, la localidad de 5 mil habitantes cuenta con unos 350 consultorios dentales. En las últimas dos décadas, se ha convertido en un destino de referencia para las personas que buscan ahorrarse los altos costos y las largas esperas para recibir atención dental en Estados Unidos y Canadá.
Un empaste cuesta solo 50 dólares, una endodoncia cuesta unos 250 dólares y una corona alrededor de 500 dólares, aunque la mayoría de los visitantes vienen aquí para servicios más intensivos.
George Kyle, un camionero de Saskatchewan, dice que viene a Los Algodones cada dos años para realizarse tratamientos dentales. En su primera visita, le hicieron unos empastes por caries. Desde entonces le han extraído la mayoría de los dientes para reemplazarlos con implantes. El viaje desde Canadá hasta la frontera con México le cuesta menos de 200 dólares en diésel, lo que se compensa fácilmente con los bajos precios en México. En Canadá, la atención “probablemente me hubiera salido en 9 mil dólares”, dice. “Aquí me costó 4 mil 600 dólares canadienses”.
El Gobierno mexicano afirma que México es la segunda potencia mundial, después de Tailandia, en turismo médico y la primera en turismo dental.
Hasta 3 millones de visitantes al año acuden al país en busca de menores costos en atención médica. Unos 69 millones de estadounidenses (alrededor del 20% de la población) carecían de seguro dental en 2020, según la National Association of Dental Plans, e incluso aquellos con cobertura normalmente deben pagar de su bolsillo procedimientos quirúrgicos como los implantes.
Muchos estadounidenses de la tercera edad carecen de beneficios dentales porque no los cubre Medicare; mientras que el sistema nacional de salud de Canadá no incluye la atención odontológica.
Algunos visitantes llegan a Los Algodones con una cita en una clínica, muchos de ellos alquilan autobuses que recogen a los pacientes en el aeropuerto de Yuma, a 22 kilómetros de distancia, y los llevan a la frontera. Pero la mayoría de los consultorios también aceptan visitas sin cita previa, por esa razón la calle principal, la Calle 2, está llena de jaladores y letreros que anuncian implantes y otros servicios.
De acuerdo con Josef Woodman, director ejecutivo de Patients Beyond Borders (consultora de turismo médico en Chapel Hill, Carolina del Norte), la transformación de Los Algodones de un polvoriento pueblito fronterizo a una capital dental fue posible gracias a dos acontecimientos ocurridos en los últimos 20 años. Uno de ellos fue el aumento de los estándares de atención y servicios de salud en países de ingresos medios como México y Tailandia.
El segundo fue Internet, que amplió el alcance de los proveedores de turismo médico más allá de los cirujanos plásticos que dependían de clientes adinerados para la publicidad boca a boca. “No me sorprendería que en 10 años se convierta en un importante destino médico”, dice Woodman sobre Los Algodones, cuyo nombre oficial es Vicente Guerrero.
La gran cantidad de consultorios en Los Algodones significa que un visitante que busca el mejor precio puede encontrar una oferta que es demasiado buena para ser verdad, dice Woodman. Pero es difícil superar a la odontología mexicana en cuanto a la calidad de la atención y la comodidad, ya que incluso los consultorios pequeños en Los Algodones ofrecen servicios todo incluido, como tomografías computarizadas o radiografías panorámicas, y están equipados para fabricar coronas e implantes allí mismo.
“En Estados Unidos simplemente no ves a un dentista con su propio laboratorio”, afirma.
Los precios de los tratamientos dentales en Los Algodones atraen a pacientes que, de otro modo, no se aventurarían al sur de la frontera. Sin embargo, un incidente ocurrido en marzo, cuando cuatro personas de Carolina del Sur fueron secuestradas (y dos de ellas asesinadas) mientras visitaban la ciudad de Matamoros para someterse a procedimientos cosméticos, fue un recordatorio de que las brutales venganzas de los cárteles de la droga mexicanos a veces cobran la vida de transeúntes inocentes.
Aunque los hechos ocurrieron a más de 2 mil kilómetros de distancia, el tema de la seguridad es una prioridad en Los Algodones. Ana Villanueva, quien trabaja como empleada doméstica en Cottonwood, Arizona, aproximadamente a una hora al norte de Phoenix, dice que su yerno se mostró receloso cuando su hija comenzó a planear un viaje a Los Algodones para extracciones e implantes dentales.
“Le dije que aquí no son vándalos ni mañosos ni nada de eso”, dice. Y aunque aconseja no visitar un consultorio dental en particular en la calle principal, donde afirma haber visto que le inyectaban a un paciente un tranquilizante para caballos, Villanueva insiste: “Todos son muy amables”. Y los precios son aún mejores: su hija hubiera gastado 60 mil dólares en Arizona, mientras que en México la factura fue de menos de 20 mil.
Una de las razones por las que estadounidenses y canadienses se sienten cómodos arreglándose los dientes en México es que los procedimientos dentales están bastante estandarizados en todo el mundo. Francisco López, quien ha trabajado durante nueve años como asistente dental quirúrgico en Los Algodones, señala que muchos de los médicos que ejercen en Molar City no solo se capacitaron en Estados Unidos, sino que también utilizan las mismas herramientas del oficio. “Hay diferentes tipos de materiales para coronas, metal, porcelana, zirconio… son los mismos en todo el mundo”, comenta.