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México turístico…El camino por recorrer

Hace algunos años, en el marco del Día Internacional del Turismo, fui invitado por la Dirección de Turismo de San Luis Potosí a dar una conferencia a la comunidad turística y comercial de la capital de aquél estado.

Se me había pedido hablar de las perspectivas del turismo en México y de la relevancia de ser el octavo lugar mundial como receptor de turismo según la Organización Mundial de Turismo (OMT), con el registro de más de 35 millones de visitantes.

Después de presentar un análisis de las estadísticas de la OMT, solté sin más la siguiente opinión: ” ¡Celebremos! Sí. ¡Sintámonos orgullosos! Pero hagámoslo de cara al futuro, vayamos por más, comenzando por reconocer que México no tiene lo necesario para ser una potencia turística”;.

Se escuchó en el auditorio un murmullo y algunas expresiones de franco desacuerdo, incluso corrigiéndome pensando que sufría de un “lapsus linguae”;; afortunadamente, los Potosinos, gente de bien y bien educada, me permitieron continuar con mis argumentos, algunos de los cuales más adelante expondré.

El día de hoy. Agradezco la invitación que me hace Alta Hotelería para escribir en sus páginas, gran oportunidad para que charlemos -de colega a colega-, edición tras edición, acerca del turismo en México. Mi objetivo es aportar información relevante para nuestra industria y compartir hallazgos de nuestra área de investigación (Beyond Intelligence). Y como sucedió en San Luís Potosí, estemos dispuestos a escuchar, pensar y dialogar, con el fin de actuar y mejorar.

Al igual que en San Luis Potosí, antes de entrar en materia quiero exponer algunas consideraciones acerca de la información de la OMT y otras fuentes (oficiales o no).

• Es interesante analizar (desmenuzar) los reportes de la OMT y de organismos que se dedican a la investigación en México, al hacerlo les invito a hacer las siguientes preguntas: ¿Cuántos turistas son cruces fronterizos? ¿Cuántos son los visitantes que vienen por trabajo o negocios a México? ¿Cuántos visitantes se concentran en la Riviera Maya? Analizarlo nos llevará a descubrir extensas zonas de nuestro país con un extraordinario potencial turístico sin explotar

• Por una u otra razón los informes oficiales suelen presentar estadísticas que distorsionan la realidad y dependiendo de quién lo diga y en dónde lo diga, acomodará los resultados a sus intereses particulares; por ejemplo, restando visitantes de segmentos con bajo consumo promedio (para hacer ver un consumo promedio nacional por turista mayor al real), o agregando segmentos poco productivos para llegar a los más de 35 millones de visitantes. ¿Cómo se mueve la estadística de consumo promedio quitando o poniendo Cancún y Riviera Maya?

O bien, ¿Considerando o no la información de las grandes urbes nacionales? ¿Sabemos el número de visitantes y su consumo promedio por entidad o zona geográfica? Saberlo en detalle, de manera sistemática nos daría información para establecer metas de crecimiento real a mediano y largo alcance.

• Los llamados “turistas de negocios”; que vienen a México ¿Lo hacen motivados por sus bellezas naturales y culturales? Si la respuesta es “no, lo hacen por obligación”;, valdría la pena preguntarse si en caso de (otra) crisis económica, México pudiera sostenerse sólo por su capacidad de atracción turística

• ¿Qué derrama económica deja a la población local los miles de turistas de hoteles “Todo Incluido”; de la Riviera Maya? Yo, por lo menos he visitado ciudades como Cancún o Chetumal y encontrarlas en virtual “toque de queda”;, pueblos fantasma, con ocupaciones hoteleras de

Quintana Roo superiores al 80%. Extraño ¿No es cierto?

• Finalmente, ya somos el octavo país receptor de turismo y se ve al alcance de la mano el lugar sexto o séptimo; pero para entrar dentro de los cinco mejores, México necesita recibir más o menos 20 millones de turistas adicionales: otro tanto de lo que recibimos actualmente, por decirlo fácil. ¿Hasta aquí podemos llegar? ¿Orgullosos por ser mejores que Turquía?

No se tomen a mal mis comentarios, no desdeño los logros y celebro sinceramente la derrama económica que generamos nosotros los prestadores de servicios a través de nuestras fuentes de trabajo formal, y del pago religioso de nuestros impuestos. Asimismo, reconozco que la mayoría de los estados en todos sus niveles de gobierno, de todos los partidos, tienen gente valiosa, de buena fe, que luchan en contra de la marea por promover nuestro país. Pero, ahora sí, permítanme exponer mi punto.

En mi opinión son cuatro los pilares para sustentar y explotar nuestro verdadero potencial turístico: cultura, educación, inteligencia colectiva e inclusión.

Cultura. Es todo aquello que nos identifica y nos enorgullece como mexicanos. Esta es la mayor fortaleza y ventaja comparativa de México: paisajes, biodiversidad, historia, monumentos (de cualquier época), pueblos mágicos y zonas arqueológicas (patrimonio y maravillas del mundo), hospitalidad, gastronomía (patrimonio cultural intangible de la humanidad), arte (música, escultura, pintura, danza, cine), artesanías, idioma (lenguas autóctonas, regionalismos y modismos), etnias, valores familiares y espirituales, sincretismo y magia (mayor potencia europea del siglo XV fusionada con los pueblos mesoamericanos), mas los etcéteras que ustedes quieran. Un México extraordinariamente diverso, pero que, desde Tijuana a Cancún, y de Matamoros a Salina Cruz, en casi 2 millones de kilómetros cuadrados habitamos más de cien millones de personas con valores e identidad compartida.

Educación. Según la OECD (reporte “Better Life Index”;), México es el país 38 de 38 en calidad educativa; y según el World Economic Forum (The Global Human Capital Report 2017) ocupamos la posición 69 de 103, compitiendo “nariz nos nariz”; con potencias como Sri Lanka (70), Ruanda (71), Ghana (72) y Camerún (73). Si queremos ser los mejores en turismo también debemos ser los mejores en educación; de lo contrario debemos seguir dando explicaciones inverosímiles al turismo acerca de cómo en el ecosistema del Cañón del Sumidero conviven hermosas orquídeas con innumerables botes de plástico vacíos de Cloralex, Coca-Cola y bolsas del “súper”;, entre otras “monadas”; y contaminantes de marca nacional e internacional.

Inteligencia colectiva. Si aprovecháramos nuestra cultura y fuéramos un país con mejor educación, podríamos aspirar a ser un país con inteligencia colectiva. ¿En qué fenómenos sociales podemos apreciar esta carencia? Pues les comparto una pequeña lista: servicios públicos (transporte colectivo, calidad de aeropuertos), la calle (basura, señalización, pavimentación, contaminación, autoridades, falta de tecnología), negocios informales, delincuencia (organizada o común), la riqueza de gobernantes comparada con gobernados, corrupción, impunidad, aplicación y democratización de las leyes, sistema penitenciario, sistemas de información útiles, etc. Un país como el nuestro, con mejores niveles de educación e inteligencia colectiva, estaría preparado para debatir acerca de convertirnos o no en “destino mariguanero”;; aunque seguramente habríamos encontrado mejores atractivos para nuestros visitantes, algo más digno que se identifique con nuestra cultura y no con aquello que nos avergüenza y da mala fama.

Inclusión. Si tuviéramos un país con educación e inteligencia colectiva, seríamos capaces de generar igualdad de oportunidades para todos. Hay millones de mexicanos alienados viviendo en pobreza extrema. Hay millones de connacionales que son discriminados por sus discapacidades, su origen indígena o su situación socioeconómica. Para mí eso es inadmisible en un país que pretende ser potencia turística. No reconocerlo u ocultarlo es “echar la basura debajo de la alfombra para que las visitas no la vean”;.

Cultura, educación, inteligencia colectiva e inclusión, son los componentes para hacer de México una verdadera potencia turística. El día de hoy, el turismo en México depende en mayor medida de nuestra riqueza cultural, la cual está amenazada por influencias transnacionales, el capitalismo salvaje y por el deterioro de las cosas causada por nosotros mismos.

El camino por recorrer aún es muy largo y sinuoso. Andemos pues.
Alta Hotelería Felipe Ríos

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