Por José Ureña
¡Nuestra aviación va de mal en peor!
Al historial de fracasos agreguemos otro: se acaba de disipar, si había alguna, la posibilidad de regresar a la primera categoría a juicio de Estados Unidos.
Para muchos, en especial para los inmersos en el tema, no será noticia porque desde hace meses aquí y en otros espacios hemos narrado esta triste realidad.
La historia viene del 25 de mayo del 2021, cuando la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA por sus siglas en inglés), anunció la degradación de México.
PASÓ DE CATEGORÍA 1 A 2.
Poco para alarmar si la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), a cargo de Carlos Antonio Rodríguez, se hubiese dedicado a subsanar las observaciones.
No ha sido así.
No se han formado nuevos supervisores ni tomado medidas adicionales y por ello vino un grupo de elementos de la FAA para ver si ha habido cambios positivos y reconsiderar.
Nada nuevo.
Se regresaron y por lo tanto México seguirá en categoría 2, quién sabe si un lustro como Costa Rica por no ofrecer estándares internacionales de seguridad aérea.
Y PENDEN NUEVAS REVISIONES
Esto de por sí es grave.
Las aerolíneas mexicanas no pueden crear nuevas rutas de y hacia a Estados Unidos y la comercialización de vuelos con códigos compartidos para beneficio de los pasajeros.
Pero hay algo más.
Están pendientes supervisiones de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), procesos pospuestos por los problemas sanitarios desde la aparición del coronavirus en 2020.
Este tema corresponde a Melvin Cintrón, director regional para Centroamérica y El Caribe, quien tiene mayores facultades a los de la administración federal estadounidense.
Su vigilancia debe ser más rígida.
Para dar idea, la FAA revisa una media de dos o tres anexos, pero la OACI lo extiende a 17 e incluye todos los aeropuertos mexicanos, líneas aéreas, capacitación de personal, número de verificadores, procedimientos, etcétera.
Lluvia sobre inundado.